Estrellas

Hoy, estoy tumbada en la terraza a la 1 de la mañana para mirar las estrellas. Para ver si te encuentro entre tantas.
Quizás los que me lean digan "joder que pesada, siempre escribiendo sobre la misma persona." Y es cierto. Llevo ya 3 posts hablando sobre ti. Pero es que nunca me cansaré. Como tú nunca te cansaste de hablar de mi a los demás.
¿Cuánta gente estará como yo mirando las estrellas buscando a ese ángel en el cielo? ¿Seré la única?. Preguntas sin responder que realmente me dan igual. Como también me da igual ser la única que escribe tanto de una persona que ya no está. Porque ellos no ven como se me iluminan los ojos al hablar de ti y como se me entristece el rostro al recordarte.
Creo que has sido mi único motivo por el cuál he sido capaz de llorar delante de la gente y soltar mis lágrimas más sinceras, rompiendo ese caparazón que tengo, por un instante.
Simplemente voy a acabar este texto dándote las gracias por todos los momentos que he compartido a tu lado, porque si pudiese, los repetiría una y mil veces más. Así que, gracias.

Alas rotas.

¿Sabes que? Últimamente me acuerdo mucho de tí. ¿Por qué? No lo sé.
Quizás porque no quiero olvidarte. Quizás porque te necesito. Quizás porque te echo en falta. O todo junto.
Estas semanas han sido extrañas ¿Sabes?
Antes de irme de viaje de fin de curso, fui a tu casa, para ver a tu marido y no sabes lo que te echa de menos. Se me hizo raro no verte en ese sillón. No escuchar como te ponías contenta al recibir mi visita inesperadamente y que me dijeras que no creciera más, que no podía ser eso de ser mas alta que tú.
Sentí la casa vacía sin ti.
Durante el viaje, coincidió con que hacía un mes que te habías ido, y que, aún intentando ser lo más fuerte que pude, terminé llorando porque tu recuerdo me invadía noche tras noche. Pero tenía a compañeros y profesores que me ayudaron muchísimo.
Ahora, como ya he dicho antes, tengo miedo a olvidarte. A que ya no recuerde tu rostro y te conviertas en una imagen borrosa en mi mente. Y eso, no quiero que pase.

Ángeles.

Hoy va por ti.
No se ni por dónde empezar. Para mi, te has ido demasiado pronto, aunque creo que siempre seria demasiado, porque has sido y siempre serás un pilar fundamental en mi vida.
Has luchado muchísimo, has aguantado situaciones muy duras, jamás te has rendido y se que nunca voy a conocer a alguien con un corazón tan grande como el tuyo, que ha tratado a gente como por ejemplo a mi, como si fuese de su propia familia y eso, siempre te lo voy a agradecer.
Ahora toca seguir adelante, nos has dejado y nosotros tenemos que hacer una vida separada de la tuya. Aunque sé que nos estás viendo, desde algún lugar, lo sé. Y espero, que nos sigas cuidando, porque hoy, se ha ido un ángel más al cielo.
Gracias por tanto, Te quiero.
12/05/17

¿Libertad? ¿Esclavitud?

Triste es tener que dejar de hacer cosas por miedo a la reacción de los demás.

Tener que vivir en una sociedad dónde parece que para ser feliz, se necesita la aceptación de 4 pela gatos. Como si fuesen ellos quiénes saben que es lo que te hace feliz. Y la verdad es que no tienen ni idea.

Parece ser que la persona perfecta es aquella donde no tiene personalidad ni derechos a elegir a quién querer ni que hacer con su vida, porque lo correcto es que alguien te diga como tienes que ser para que no te rechacen y no hablen mal de ti porque no correspondes a unos ciertos patrones. Y si te das cuenta, es ridículo.

Ojalá algún día nos deje de importar la opinión de alguien y ser felices porque de vida tenemos una y si los demás no tienen una vida interesante y quieren comentar la tuya, pues oye, que la comenten, que eso significa que te tienen envidia.

Indecisiones

Llega un punto en el que no puedes más. Estás decaída, se te acumulan los malos momentos y se te repiten una y otra vez en tu mente sin cesar. Sólo quieres llorar, desaparecer, que todo esto acabe porque no puedes seguir así. No quieres hablarlo con nadie porque no te sale de ti, crees que conseguirás que se cansen de ti, que les aburras, que no te crean y te dejen de lado. Así que, lloras en silencio, por las noches, donde nadie te ve. Mientras que, durante el día, vas a clase, como si nada, con una sonrisa fingida. Sin embargo, aquellos que de verdad te conocen o hasta algunos de tus profesores, saben que no estás bien y te preguntan: ''¿Que te pasa?'', ''¿Estás bien?''. Y tú, con un nudo en la garganta, con la voz temblorosa y los ojos empañados, dices que no te pasa nada, que estás bien. Aunque tanto tu como ellos, saben que no es así.

Realmente, en el fondo, te gustaría desahogarte con alguien para sentirte un poco mejor, pero aquella inseguridad y miedo a que piensen que todo lo que te está pasando es una mera tontería, hace que te eches para atrás. Así que te callas y aguantas hasta que alguien consiga romper el caparazón que has creado para protegerte de todo el daño que has recibido hasta entonces.

Perfectas imperfecciones

Vuelve. Vuelve esa época dónde empiezas a ir con ropa más ligera, llevas bikini, vas a nadar, a tomar el sol.. Y con ello, tus inseguridades. Te miras al espejo y te da vergüenza ir en bikini, porque no quieres que miren esos ''kilos de más'' y hagan comentarios entre ellos sobre tu físico, como si no los oyeras. Te miras al espejo y rechazas cada centímetro de tu piel culpa de los estereotipos impuestos por la sociedad. Triste es que alguien se tenga que sentir así, año tras año, solo para conseguir la aceptación de los demás en vez que aceptarse a uno mismo y vivir la vida como uno quiere.

Todos hablan de la odiosa ''operación bikini'' que obviamente solo está aplicado a las mujeres.- Locos estaríamos si también lo hicieran los hombres ¿eh?.- Una operación basada en aquellos ''cuerpos perfectos'' que todas quieren llegar, como si el cuerpo de la mujer sea como sea, no fuese lo suficientemente perfecto. ¿Y que consiguen con esto? Desprecio, inseguridad y frustración. Un rechazo a tu cuerpo solo porque no llegas a la altura de aquel ''cuerpo perfecto''.

Estoy segura que nadie va a esas chicas que están obsesionadas con su peso y se pesan cada día por ello, que se miran cada día al espejo con odio, que llegan a tener trastornos alimenticios y la necesidad de practicar deporte sin parar, a decirles que eso no es sano, que solo se perjudican a ellas y que, además de eso, la complexión de cada uno es diferente. No somos muñecas ¿sabéis?. Y eso, es lo que realmente nos hace especiales, porque ser diferente a los demás, es una virtud, no un defecto.

¿Realmente merece la pena obsesionarse con eso? ¿Es la aceptación de la sociedad que va a conseguir que seamos ''felices''?

Nadie nos ha enseñado

Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Eso, nos lo han enseñado desde pequeños, pero lo que no nos han enseñado es a como afrontar las pérdidas, a las despedidas, a como ser fuerte mientras alguien importante en tu vida está empeorando y no puedes hacer nada para cambiarlo, a como tratar con el amor, a como afrontar el desamor...

Miles de cosas que nadie nos ha enseñado pero que, sin embargo, hemos tenido que aprender a base de caídas, de golpes.. Que la frase "Cuanto más alto llegues, más grande será la caída" está más que comprobada. ¿Y con que? Con la experiencia.

Ojalá hubiera un manual para saber superar todas las situaciones y dejar de sentirte bloqueada, que no puedes más, que estás cansada de estar así día tras día y que quieres rendirte porque no sabes como salir de esta... Que la única opción que te queda es llorar, de la impotencia, de no saber que hacer. Ya, como si llorar solucionase algo ¿sabes..?
Pocas cosas sabemos y sin embargo cuantas cosas hemos de saber solucionar nosotros solos.

¿Somos quienes queremos ser?

Nos dicen que vivimos en un mundo libre, pero te matan si eres homosexual, te discriminan si no eres blanco y español y ya olvídate de si eres mujer, que hasta un preso tiene más derechos que tu.
Cuantas personas han muerto por no cumplir ''los requisitos'' del país, y creerme, es tan lamentable...y con esto me pregunto, ¿Algún día seremos libres?
Desde pequeños nos dicen que seamos fuertes, que seamos nosotros mismos y que no hagamos caso a los que intentan hacer de tu vida, un infierno, pero es que vivimos en un país donde no te dejan serlo. Siempre hay algún defecto en ti por el cual eres menos que los demás, y que rabia da.
¿Que  más les da a quien quiera? Es mi vida. Ni que ellos se tuvieran que casar con mi pareja.
Ya va siendo hora de dejar de importarles como eres y juzgarnos por nuestro trabajo.
Por un mundo fuera de prejuicios.

Esperándote.

Miro por la ventana con la pequeña esperanza de que regreses, de que aparezcas subida a esa pared que separa la casa con la del vecino. Esa pared donde tu te dedicabas ha hacer acto de presencia con tu maullido hasta que alguno de nosotros saliese a buscarte. Normalmente no tardabas tanto en venir, pero desde el nuevo miembro en la familia, dudabas más en sí acercarte o no y estabas atenta a todos y cada uno de los sonidos que había a tu alrededor.
Hasta que un día, te di de comer, como de costumbre, pero estabas asustadiza y no te acaricié como solía hacer. Quería hacerlo, porque tenía miedo. Miedo a no volverte a ver y no poder acariciarte una vez más. Pero no lo hice y me dispuse a ir a dormir porque ya era tarde.

Ahora, ese miedo que tenía se ha vuelto realidad. Hace meses que no apareces y te echo de menos, no sabes cuanto.
Me arrepiento de no haberte acariciado, de no haberte tratado como te merecías. Así que, solo espero que estés bien y mientras tanto, seguiré esperándote en la ventana y llorando en tu ausencia.