sábado, 22 de abril de 2017

Indecisiones

Llega un punto en el que no puedes más. Estás decaída, se te acumulan los malos momentos y se te repiten una y otra vez en tu mente sin cesar. Sólo quieres llorar, desaparecer, que todo esto acabe porque no puedes seguir así. No quieres hablarlo con nadie porque no te sale de ti, crees que conseguirás que se cansen de ti, que les aburras, que no te crean y te dejen de lado. Así que, lloras en silencio, por las noches, donde nadie te ve. Mientras que, durante el día, vas a clase, como si nada, con una sonrisa fingida. Sin embargo, aquellos que de verdad te conocen o hasta algunos de tus profesores, saben que no estás bien y te preguntan: ''¿Que te pasa?'', ''¿Estás bien?''. Y tú, con un nudo en la garganta, con la voz temblorosa y los ojos empañados, dices que no te pasa nada, que estás bien. Aunque tanto tu como ellos, saben que no es así.
Realmente, en el fondo, te gustaría desahogarte con alguien para sentirte un poco mejor, pero aquella inseguridad y miedo a que piensen que todo lo que te está pasando es una mera tontería, hace que te eches para atrás. Así que te callas y aguantas hasta que alguien consiga romper el caparazón que has creado para protegerte de todo el daño que has recibido hasta entonces.


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