Éramos dos.
Insignificantes.
Imperceptibles a la vista de los demás.
Como dos flores en medio del desierto.
Como dos gotas de agua en el mar.
Pero éramos
Porque nos desvanecimos.
Como el humo de las cenizas en invierno.
Como el sol al llegar la noche.
Solo quedó ese rayo de luz
del que ni tú ni yo nos volveríamos a acordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario